Pese a la velocidad en que viajan las noticias en este universo globalizado y a casi cuatro días de revelarse el hecho en Bolivia, hasta este momento no existe en el horizonte un voz que reclame la propiedad de un jet lujoso valuado en el mercado de la aviación en aproximadamente 16 millones de dólares y que fue abandonado hace casi un año atrás en el aeropuerto Internacional de Viru Viru, de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra.
Las autoridades bolivianas, de Gobierno, aduaneras, ni las aeroportuarias han tenido la capacidad de proporcionar la información de los propietarios del jet con matricula de control N557JK, como tampoco sobre las personas que aterrizaron el avión en suelo boliviano.
Hasta este lunes, cubre un manto de misterio sobre la llegada a Bolivia y la propiedad de esta aeronave. Solo algunos reportes periodísticos intentan llevar luz a un proceso de “adjudicación” efectuada, en forma acelerada, entre la Aduana Nacional, el Ministerio de la Presidencia y Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC).
Es el caso del periodista Wilsón García Mérida que publica en el portal de El Sol de Pando algunos datos interesantes sobre la propiedad, la tripulación y los servicios otorgados en el lujoso jet.
Según la indagación del periodista, la aerolínea de servicios charter Global Exec Aviation, con base en Long Beach, California, y el Bank of Utah con sede en Ogden, compartían legalmente la propiedad fiduciaria del jet Gulfstream GIII-N557JK que apareció misteriosamente abandonado en el aeropuerto de Santa Cruz.
El propietario fiduciante es el piloto californiano de orígen mexicano Ramón C. Manríquez, gerente general de Global Exec Aviation, y los propietarios fiduciarios son los banqueros mormones Branden Hansen y Scott Parkinson, principales accionistas del Bank of Utah, según fuentes aeronáuticas y periodísticas de Estados Unidos que fueron consultadas por Sol de Pando.
Dichas fuentes asumen que, “en el mejor de los casos”, la inexplicable aparición de aquella nave en territorio boliviano podría obedecer a una transacción efectuada con un tercero, un supuesto comprador boliviano, en el marco del fideicomiso. La otra posibilidad sería que su dueño operativo, el piloto Ramón Manríquez —encargado de tripular la nave desde el año 2009 junto con su copiloto Daniel Rosenbaum— habría decidido incursionar en una actividad ilícita dentro el territorio boliviano, viéndose obligado a abandonar la nave por alguna sombría razón.
Sin embargo los observadores norteamericanos apuntan más hacia la venta del avión en favor de un presunto cliente radicado en Bolivia, de común acuerdo con el empresario aeronáutico fiduciario y los banqueros fiduciantes; aunque las autoridades bolivianas no dan pista ni en ese ni en otro sentido.
Según se señala que el Jet blanco con líneas verde arribó a territorio boliviano en el mes de abril del 2017 procedente de Cozumel, México, según su plan de vuelos, y la autorización de la DGAC emitida para su ingreso al aeropuerto de Viru Viru. La aeronave debió haber sido retornado dos días después de su arribo. Desde entonces, la aeronave había acumulando una deuda importante por concepto de alquiler de hangar y del cual Bs. 33.000 fueron pagados mediante intermediarios, persistiendo un saldo por ese concepto.
El Gulfstream GIII con matrícula N557JK estaba registrado en la empresa estadounidense Global Exec Aviation y la tripulación la integraban Ramiro Castillo y José Luis Cervantes, según el mismo documento.
Si bien el Bank of Utah, como fiduciante, se encarga de la administración contractual del avión abandonado en Bolivia, el dueño fiduciario, Ramón Manríquez, se encargaba de su operación piloteando la nave que formaba parte de una flota de naves charter perteneciente a la companía Global Exec Aviation.
Esa empresa que opera brindando servicios de taxi aéreo y aviones ambulancia, exhibía en su oferta, además del Gulfstream III, vuelos a bordo de dos Gulfstream IV y un Hawker 800A.
Con anterioridad al misterioso aterrizaje en Bolivia, desde el año 2009 cuando el oficial jubilado de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos fundó su empresa en Long Beach, el Gulfstream GIII con matrícula N557JK voló sirviendo a Global Exec Aviation piloteado personalmente por Manríquez, haciendo escalas en lugares como las Antillas Holandesas o Edmonton, Canadá.
En 2012, el capitán Ramón Manríquez alquiló el mismo jet a la organización protectora de animales “The Orange Dog” de Edmonton para trasladar cientos de perros abandonados en California para su adopción en Canadá. Se involucró personalmente en esa campaña, como un voluntario más, codeándose con personalidades como el actor Kevin Costner, relata el periodista Wilsón Mérida en su portal digital de El Sol de Pando.
Resulta increíble para Mérida y para todos que tenemos serias dudas, pensar que el el capitán Ramón Manríquez trajo ese mismo avión a Bolivia para simplemente abandonarlo y desaparecer.
Corresponde a las autoridades bolivianas aclarar a la opinión las dudas: ¿Quiénes fueron los intermediarios que efectuaron ese depósito por el uso del hangar y a nombre de quién figura el saldo pendiente de pago?, ¿Por qué la Aduana Nacional intentó transferir la propiedad de esa nave al Ministerio de la Presidencia de Bolivia sin antes establecer su origen y las circunstancias en que quedó abandonado en el país?.
Los vuelos de “The Orange Dog” a bordo del Gulfstream GIII N557JK | VIDEO
El diputado Tomas Monaterio publica en su cuenta de Facebook la autorización de ingreso emitida por la DGAC para el lujoso jet Gulfstream GIII con matrícula N557JK.
El parlamentario pregunta al Gobierno: «¿Cómo que no sabían de quien era?, ¿Cómo que no sabían quienes pilotaban?, ¿Cómo que no sabían cómo ingresó?. Este Gobierno trata de mentirnos a la cara, trata de burlarse de nosotros y gozar de todos los lujos con procedimientos oscuros de por medio. ¿Parece que se acostumbraron a los jet no?», expresó.