Foto cortesía Roberto de la Cruz

La madre del soldado Nuel Alexander Tambo de 19 años denuncia la desaparición de su hijo desde el Hospital Nuestra Señora de La Paz, de la zona de Llojeta, donde fue internado el 16 de Junio y en la noche del miércoles 4 de julio fue sustraído del centro hospitalario.

“No se sabe ahorita dónde está, yo creo, quién sabe, me lo han ido a matar”, manifestó angustiada a los periodistas, la señora Cinthia Tambo, madre del joven.

El pasado 13 de junio, el soldado Nuel Alexander Tambo resultó con lesiones tras registrarse la detonación de una dinamita en las maniobra militar practicadas en la “revista” en el cuartel Grupo 65 de Uyuni.

Por el accidente, él joven ya no escucha, tampoco habla, solo se comunica a través de escritura y la madre llora y pide que le entreguen sano tal como ingresó al cuartel.

“Le tenían que hacerle tres estudios, yo fui un rato a comprar comida y tarjeta para llamar, cuando he vuelto ya no estaba mi hijo, no se sabe dónde está, yo ahora lo estoy buscando”, acotó.

El pasado 4 de julio, el exdirigente de la ciudad de El Alto, Roberto de la Cruz, realizó una visita al soldado. En esa ocasión él ya anticipaba que un militar intentaba retirar al conscripto del Hospital Nuestra Señora de La Paz.

“Entre tanto el comandante Cnl Ronald Urtado, intenta retirar del Hospital para luego dejar a su casa mientras no se conoce el informe de la junta médica firmado por los profesionales” escribió De la Cruz en su cuenta de Facebook.

La madre relató que Urtado fue quien retiró a su hijo del mismo nosocomio, la noche del miércoles y hasta el momento desconoce el destino de su hijo.

Posteriormente, Cinthia Tambo confirmó que funcionarios del Ministerio de Defensa se apersonaron al Hospital pero no le brindaron ninguna asistencia económica, ni medica para intentar restablecer la salud del soldado.

Según la madre, el soldado fue dejado en el Hospital Nuestra Señora de La Paz por los militares el pasado 16 de junio. Tambo, incluso, denuncio haber recibido amenazas.

“No todavía no me he dirigido (al regimiento) porque yo tengo miedo de acercarme, qué cosa me harán; ya me han amenazado, me ha dicho (Urtado) ‘durante seis meses yo le he dado de comer a tu hijo’, de todo me ha dicho, ‘de mi bolsillo estoy pagando, yo tengo mis hijos, tengo mi familia, tengo mi esposa, estoy pagando’”, relató la madre.

Este caso se suma a una larga lista de hechos que afectó la integridad de jóvenes bolivianos que ingresaron a los cuarteles completamente sanos y lúcidos y salieron lesionados, sino es muertos.

El 22 de junio de 2018 la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (Felcc) de La Paz informó hoy que la muerte del soldado de Regimiento de Caballería Mecanizada 4 Ingavi, Mirco Lazo Villanueva, se debió a un impacto de bala en la cabeza.

“La muerte fue por un shock neurogénico provocado por un traumatismo cráneo encefálico que presenta como característica un proyectil de arma de fuego, por lo que existe un trauma a la altura de la frente generada por el disparo de un fusil FAL (Fusil Automático Ligero)”, indicó el director departamental de la Felcc, Johnny Aguilera.

El 6 de febrero del 2018 Erbol informaba que un joven que sería conscripto falleció la noche del domingo en el cuartel PPE, en la ciudad de La Paz, reportó el jefe de la División Homicidios de la FELCC, capitán René Tambo.

De acuerdo con el informe, la muerte del joven fue notificada a la FELCC a las 23.00 y que cuando los policías pretendían levantar el cadáver, la familia del fallecido y el responsable del cuartel se opusieron, bajo el argumento que ahí tenían a su propio médico.
Los testimonios recogidos por la Policía dan cuenta de que el joven se habría presentado en la unidad militar a las 18.00, y que a las 20.00 los soldados estaban repasando un himno, y que el muchacho se desvaneció.

Tambo indicó que la Policía no tiene la causa de la muerte del joven, porque no se le permitió levantar el cuerpo. Recomendó a la ciudadanía que permita siempre los procedimientos policiales para tener la documentación en regla.

El 24 de noviembre del 2017 el periódico Gente reportaba que la Policía aprehendió el miércoles por la noche a dos militares pertenecientes al Regimiento de Infantería RI-26 “René Barrientos Ortuño”, con asiento en el municipio de Colomi, por el presunto asesinato del conscripto José Nicolás Pardo Pinto, de 18 años, ocurrido en agosto del año pasado.
Los militares aprehendidos fueron identificados como el subteniente Juve Adolfo Alejo Nina y la sargento segundo Flora Camacho Rojas.

Ambos serán investigados en la vía ordinaria por el presunto asesinato de soldado José Nicolás Pardo Pinto, ocurrido el 17 de agosto de 2016, cuando cumplía su servicio militar obligatorio en el RI-26 de Colomi.

Ese día, el soldado apareció muerto a unos cinco kilómetros del cuartel en la serranía de Jhatun Khasa.

Tras un año y cuatro meses de absoluto silencio, soldados que concluyeron su servicio militar relataron que el caso fue un crimen pasional y no un suicidio como altas autoridades militares quisieron hacer aparecer en esa oportunidad.

Resulta que la sargento segundo Flora Camacho Rojas había iniciado una relación amorosa con el conscripto José Nicolás Pardo Pinto, pese a tener un compromiso sentimental con el subteniente Juve Adolfo Alejo Nina.

El oficial, al enterarse de esa relación sentimental y cegado por los celos, tomó su arma de reglamento y disparó al soldado en el pecho y luego en la cabeza, causándole la muerte.
Varios soldados que se hallaban de servicio el 17 de agosto presenciaron el crimen que había ocurrido dentro el recinto militar.

Posteriormente, Juve, Flora y otro militar, trasladaron el cuerpo del soldado hasta al cerro Jhatun Khasa donde acomodaron el cadáver abrazado a su fusil, para que pareciera un suicidio y lo dejaron en ese lugar.

Cosos como estos están registrados en los registros de los periódicos de Bolivia, solo hay que buscarlo en el Google, por lo que se hace urgente evaluar la obligatoriedad del servicio militar.

El artículo 10 de la Constitución Política del Estado señala que “Bolivia es un Estado pacifista, que promueve la cultura de la paz y el derecho a la paz, así como la cooperación entre los pueblos de la región y del mundo, a fin de contribuir al conocimiento mutuo, al desarrollo equitativo y a la promoción de la interculturalidad, con pleno respeto a la soberanía de los estados”.