La designación de monseñor Toribio Ticona como el nuevo cardenal de Bolivia y su posición “tibia” sobre algunos temas que tienen amplio respaldo legal, como el caso de los resultados del referendo vinculante del 21 de febrero de 2016, trae al momento una polémica al interior de la Iglesia Católica, que es bien aprovechada por los políticos del partido gobernante, Movimiento al Socialismo (MAS), para dividir al clero boliviano.
Todo empezó cuando Toribio Ticona fue consultado por los periodistas sobre su postura en el tema del referendo vinculante del 21 de febrero (21F), que el MAS se niega a acatar y cumplir, tal cual fue el compromiso público del presidente Evo Morales.
Cuándo Ticona fue consultado, ¿cuál era su posición sobre el respeto al 21F?, respondió que “prefería guardarse su opinión sobre ese tema, porque Evo Morales es su amigo”.
En la víspera, la Conferencia Episcopal de Bolivia (CEB), se pronunció sobre la vocería oficial de la Iglesia Católica, desautorizando la misma al nuevo cardenal Ticona.
“La Conferencia Episcopal Boliviana y sus autoridades, legítimamente elegidas, o sea, Presidente, Vicepresidente, Secretario General y Consejo Episcopal Permanente, es la voz oficial de la Iglesia Católica en Bolivia. El Cardenal es miembro de la Conferencia Episcopal Boliviana, como Obispo Emérito, teniendo derecho a voz, de acuerdo con sus Estatutos”, señaló monseñor Aurelio Pesoa al dar lectura al comunicado de la CEB el miércoles.
En el comunicado también se rechazó las malas interpretaciones que se puedan hacer de los dichos del nuevo cardenal Ticona.
Un día después el presidente Evo Morales, que se encuentra en Rusia, le dijo al cardenal Toribio Ticona mediante su cuenta de Twitter, que los católicos y obispos de base que defienden y trabajan con los pobres siempre estarán con él.
«Mi respeto, cariño y admiración al hermano Toribio Ticona, Cardenal de Bolivia. ¡Fuerza!, los obispos y católicos de base, que defienden y trabajan con los pobres, están contigo», escribió en su cuenta en Twitter Morales, que desoyó el pedido de que no viaje a Rusia, donde se inauguró el Mundial de fútbol, y que ese gasto millonario lo destine para atender a los enfermos con cáncer de La Paz, que piden la compra de equipamiento.
Es sabido en el país, que Evo Morales resiste la voz moral de la Iglesia Católica porque representa un freno a su aspiración personal de dar continuidad indefinida a su gestión de gobierno, pese a que lo prohíbe el artículo 168 de la Constitución Política de Estado de Bolivia.
También se debe recordar que, cuando Evo Morales solo era el máximo dirigente de los cocaleros del Chapare, y este sector social mantenía conflictos con el gobierno de turno de los años 90s e inicios del 2000, la Iglesia Católica, a la cabeza de monseñor Jesús Juárez de la ciudad de El Alto, los miembros de la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos y otras organizaciones de la sociedad, realizaban la “mediación” para encontrar soluciones a las demandas de este sector. La Iglesia siempre abogó a su favor, pero esa situación cambió radicalmente con la llegada de Morales a Palacio de Gobierno. Evo Morales enarboló la identidad «indígena» y se puso al frente de quienes en el pasado lo apoyaron.
En el mes de mayo, Ticona saltó a escenario, después de conocerse su designación. En Bolivia nos enteramos que él había trabajado de lustrabotas, de minero hasta de Alcalde Municipal. También nos noticiamos que prestó asistencia a Evo Morales en Caracollo donde desarrollaba su trabajo religioso, en esas circunstancias en que Morales realizaba sus marchas de protesta como dirigente de los cocaleros del Chapere.
Ticona, que nació en Potosí y actualmente es monseñor, fue designado por el Papa Francisco a fines de mayo como el nuevo Cardenal de Bolivia, después de la muerte de su antecesor, el cardenal Julio Terrazas, que dejó de existir a finales del año 2015 debido a un proceso de infección pulmonar.
Este mes, Ticona será ungido como el segundo cardenal nacido en Bolivia, después de Julio Terrazas.
Con la cercanía de Evo Morales a Ticona, el gobierno pretende afectar la fortaleza del clero boliviano, de amplia credibilidad entre los católicos de Bolivia, sin embargo todo indica que las diferencias se mantendrán latentes, frente a las aspiraciones personales de los funcionarios de gobierno de captar a todas las instituciones y organizaciones sociales que le sean posibles para conseguir su meta de mantenerse en el poder por el mayor tiempo posible.