El director ejecutivo de la Fundación Naturaleza, Tierra y Vida Nativa, Iván Arnold, aseguró hoy (18.09.2019) que hasta el momento los incendios forestales en Bolivia han puesto en peligro la supervivencia de especies emblemáticas como el jaguar y el puma, así como los tucanes y las parabas, especies endémicas de la Chiquitanía.

“La poca fauna que ha logrado sobrevivir en estos lugares, prácticamente está destinada a morir, porque se ha quedado sin agua y sin comida por muchas decenas de kilómetros”, aseveró Iván Arnold.

La flora y la fauna que ha logrado sobrevivir al fuego, como en la Chiquitanía y el Chaco, considerados como áreas de transición a la Amazonía, sufren un “efecto total” de desastre.

Algunas de las reservas forestales y de la fauna están ubicadas cerca de los municipios de Roboré, San Ignacio de Velasco y San Matías, en estas regiones los incendios están activos.

Iván Arnold informó que el fuego ha convertido a la reserva Ñenbi Guazu, donde trabajó su Fundación, en un cementerio de animales troperos, como los cerdos de monte, que intentaron huir al fuego en piaras, sin embargo murieron calcinados por el fuego que destruyó 250.000 hectáreas de área forestal.

El hombre parece no comprender que al destruir áreas forestales como el de la Chiquitanía o las reservas forestales en esa región de Santa Cruz, también destruye una cadena de seres vivos que dependen para su subsistencia de otras especies que habitan la misma área.

Los expertos de la Fundación han reportado como ejemplo que en una pequeña porción de bosque del municipio de Roboré, el incendio afectó a las aves habiendo destruido sus nidos, alimentos y agua, lo que tuvo como consecuencia la muerte de unos 150 de ellos.

El otro escenario adverso provocado por los incendios es la migración de las aves como el tucán, las parabas o guacamayos, que por lo general lo hacen dentro de la misma área, sin embargo, al haber sido devastada por el fuego, lo más probable es que se trasladen hacia las ciudades, donde podrían ser atrapados o no encuentren alimentos.

Según la veterinaria Mónica Negrete, muchas especies corren el riesgo de desaparecer, porque ya se encontraban en peligro de extinción, es el caso del jaguar, siendo además el más propenso a morir en una situación de crisis como la generada por el  incendio, porque no cuentan con una manada y debe buscar alimento en las áreas circundantes a las zonas ganaderas, pudiendo ser cazados por ser considerados una amenaza.

Otros animales con menos ventajas que las aves y el jaguar, son lo pequeños mamíferos, como los armadillos o el jochi, una especie de roedor cuya carne es muy apetecida en la región oriental del Bolivia.

Estos animales tienen menos oportunidad de observar la ruta que sigue el fuego, por lo que, en su afán de escapar del fuego, en muchos de los casos han quedado atrapados por el incendio.

El director ejecutivo de la Fundación Naturaleza, Tierra y Vida Nativa, asegura que la única forma de conseguir la recuperación de la zona devastada por el incendio es mediante promulgación de una Ley que declare zona “intangible” a la Chiquitania. Esta medida evitará que la mano del hombre afecte la tarea de restauración que la misma naturaleza debe llevar adelante por un largo de tiempo.

Las características del área destruida por el incendio es un bosque seco tanto el la Chiquitanía como en el Chaco. En ambas regiones predomina un ambiente seco con periódicos cortos de lluvia a lo largo de todo el año.

Las autoridades bolivianas han reportado la destrucción de 1.8 millones de hectáreas destruidas por el incendio que no se apaga desde hace dos meses aproximadamente, aunque hoy la Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN) señaló que la superficie que se ha quemado en el departamento de Santa Cruz ya supera las 3 millones de hectáreas, según una estimación realizada a partir de imágenes satelitales de la NASA y ESA al 15 de septiembre de 2019.